jueves, 15 de septiembre de 2011

Carlos Gardel - 1922

http://www.megaupload.com/?d=S9QWTX0D

Chinita linda
El sapo y la comadreja
El taita del arrabal
Contrastes
Un bailongo
La tropilla (El triunfo)
Mi ranchito
Los indios
El carretero
Las campanas
Dónde estará
Mi estrella
La cartita
Mi pañuelo bordao
La mascotita
Dos cosas te pido
Pobre corazoncito
Heroico Paysandú
La cautiva
Los rosales se han secao
Sufra
La pueblerita
La brisa
Hasta besarla llegué
Mi bien querido
Madre
Amame mucho
Patotero sentimental
Polvorín
La provinciana
Mis flores negras
Pobre vieja
El tango de la muerte
Porotita
Loca
El corazón me robaste
Ya no puedo vivir sin amor
Camarada
Que lindo tiempo aquel
La maleva
La salteñita
Córdoba
Nido de amor

Nuestro agradecimiento a SERGIO BRAVO URIBE, de Colombia y OSCAR RODAS, de Australia.

Todos los barcos llegados de Europa tenían una parada obligada en Brasil, donde existía una epidemia de fiebre amarilla. Eran después fondeados en el puerto de Montevideo, donde sufrían una cuarentena de tres o cuatro días. En un barco de bandera italiana, el Conte Verde, llegaba Gardel, acompañado de un amigo corredor de autos, conocido como el gordo Betinelli, y el lujoso barco quedó detenido por la cuarentena. Cuando se enteró Carlitos, le dijo a un tal Pata:
Che, reo, ¿y con esto no se puede hacer un arranyamento?
Y... si se anima, un derrrepente se puede hacer algo...
¿Qué si me animo? Capaz que me tiro y me voy a nado -le respondió Gardel.
El Pata trabajaba en los barcos y comenzó a hacer su tarea primero con el guardia, después alejando a los ortivas y convencer al capitán de un remolcador que estaba junto a los barcos para servicios urgentes.
Yo por Carlitos pierdo el empleo, se dijo el Pata, y siguió adelante.
Gardel y el gordo Bettinelli bajaron; se mandaron al remolcador escondiéndose y los llevaron a la costa de Montevideo. Carlos quiso darles dinero por la ayuda recibida pero no hubo forma que aceptaran. Esa noche se embarcaron en el Vapor de la Carrera a Buenos Aires y nadie supo cómo eludieron la cuarentena. Gardel había utilizado el soborno de su simpatía.

No hay comentarios:

Publicar un comentario