Nació el 29 de marzo de 1916, en Quirno 628, pleno barrio de Flores. Fue a la escuela Nº 6 de la calle Varela, entre Monte y Junta, y el tango le empieza a llegar a través de tres grandes: Gardel, Magaldi y Corsini. Su padre, tapicero de profesión, fue un firme opositor de nuestra música por lo que ni hablar de permitir que el hijo cante tangos.
De cualquier manera, junto a otro chiquilín de Flores, Hugo del Carril, cantaban serenatas ante los ventanales que se abrían, acompañados por los Romeos enamorados que los contrataban por un par de pesos.
Con los seudónimos de Fabián Conde y Carlos Martel, interviene en concursos de radio obteniendo el primer puesto en La Fénix. Esto le dio la posibilidad de formar parte de la formación de José Otero, y en 1938 graba La Marcha del Club Platense, aún siendo un furioso hincha de Independiente.
Luego de pasar un breve período en la orquesta de Alberto Mancione, Armendonville se llamaba, llega el pedido de Alfredo de Angelis que por entonces tenía a Julio Martel como su cantor estrella, aunque nunca habían grabado. En casi los dos años que duró en la orquesta, registró ocho temas, todos de gran éxito.
A mediados de 1944, Fiorentino decide hacerse solista y deja la orquesta de Troilo. Alberto Marino, el otro vocalista y compadre de Floreal, convence a Pichuco para que lo lleve a la orquesta. Marioneta, el tango ya grabado con De Angelis y de fuerte arraigo popular, es la primera grabación del binomio Troilo-Ruiz.
En 1949 el Tata se aleja de la orquesta. A su vida se cruza Francisco Rotundo, casado con la cantante y peronista Juanita Larrauri y le ofrece a Floreal $100.000 para que sirva de indemnización a la RCA y para Pichuco. El sueldo ofrecido al cantor era de $3000 mensuales, una verdadera fortuna para la época, por lo que ni dudó sumándose a Rotundo que ya contaba como vocalistas con Enrique Campos y Carlos Roldán.
Tras desvincularse este último, Floreal y Campos son las voces de la formación hasta 1953, año en el que el uruguayo se retira y llega, por $5000, otro extraordinario cantor oriental, Julio Sosa, desvinculado de Francini-Pontier.
Con la caída del gobierno peronista en 1955, Rotundo disuelve su orquesta tras realizar con Ruiz, veinticinco grabaciones para los sellos Odeon y Pampa, todos registros apotióticos. En 1956, José Basso, compañero del Tata en la orquesta de Troilo, lo contrata en reemplazo del vocalista Rodolfo Galé. Por muy poco tiempo su compañero es Oscar Ferrari, hasta que en 1957 hace su ingreso Alfredo Belusi.
Lo de Basso-Ruiz fue extraordinario. El Tata se convirtió en el cantor preferido de los cantores, como en más de una ocasión lo expresara Roberto Goyeneche, que decía admirarlo hasta el fanatismo o Julio Sosa mismo, que cantaba "entre casa" Muriéndome de amor, pero que siempre se negó a grabarlo porque decía: "Como lo dejó el Tata es insuperable".
Sus compañeros, después de Belusi, fueron Alfredo del Río, Roberto Florio y Jorge Durán. Grabó en casi ocho años cuarenta temas. Fue cuando decide hacerse solista. Corría 1964 y al Tata lo esperaba la radio, televisión, giras y tanguerías.
Su adicción al cigarrillo comenzó a afectarlo seriamente, pero Floreal, superado su primer infarto en 1975, siguió adelante con el tabaco, la buena mesa y el trabajo, desautorizando los consejos médicos. Continuó curtiendo escenarios plagados de elogios y aplausos.
Tenía 62 años cuando en una presentación en Los Polvorines, comenzó a sentirse mal. Le pidió a su amigo y seguidor de tantos años, José Vizzini, que llamara a Caño 14 y avisara que esa noche no iría. Lo internaron en el sanatorio Mayo, de Capital Federal, pero el Tata ya sabía que era su última parada. Su hijo le llevó un plato de ñoquis, fumó cigarrillos y cantó, como pudo, Muñeca de carne. Fue su último tango. Murió como vivió, en paz. Fue el 17 de abril de 1978.
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