Nació el 15 de noviembre de 1921 y su apellido real era Ackerman. Gracias a un compañero de la secundaria, estudiante de piano, se llamaba José San Marco, se inicia como letrista componiendo los versos de un tango que su amigo había hecho, Tu ausencia, que por intermedio del guitarrista Antonio Ciaccio le presentaron a Agustín Magaldi. El hecho resultó hasta jocoso. Ciaccio era tartamudo y momentos antes le había llevado a Magaldi, que era tartamudo, un nuevo tango, Luis Rubinstein, también tartamudo. Entre tantos tartas Agustín no tenía un buen día y no quiso saber nada de tangos inéditos.
La madre de San Marco, dueña de un conservatorio, era amiga de José González Castillo y por su intermedio pudo Alberto conocer al poeta de Boedo, que le enseñó los secretos para componer en músicas preexistentes. Así compuso Tu corazón, en colaboración con el bandoneonista José Perez, "el lecherito", estrenado por la orquesta de Humberto Naddeo. También lo tocó Julio De Caro, con Luis Díaz en el estribillo.
Hacia fines de los años 30', Jaime Yankilevich lo contrata para escribir radionovelas por Belgrano. Y es allí donde el amo de la radio le cambia el Akerman por el Leiva, mucho más fácil para memorizar.
Alberto se convirtió en un especialista en el arte de convertir tangos en teatros. El primero fue Desolación, de Tito Ribero y Víctor Alvarez, seguido por Trago amargo, de Rafael Iriarte y Julio Navarrine.
Como compositor su obra fue vasta. Con Arnaldo Greco escribió Campanadas; Una y mil noches lo hizo con Roberto Pérez Prechi y lo más popular fue Rendido, con música de Alfredo Cordisco, gran éxito de Alfredo de Angelis con Julio Martel en la vocalización.
En el tango Malas mañas, que grabó D'Arienzo, figura como compositor Alfonso Marchiolo. Pero en realidad la música era de Alfredo Cordisco. Este es un ejemplo de los regalos que sabían hacerse, en este caso de D'Arienzo a Marchiolo, que en realidad era un policía telegrafista a quien se le debían ciertos favores. Al rey del compás le encantaba mostrarse bueno e influyente, incluso con el poder de sacar presos de las cárceles.
El tema era más o menos así. El director llamaba a un letrista, le pedía un tango completo, es decir, con música incluida sin importarle el autor, con la promesa de grabarlo. Fue así como Josefina de la Fuente, hermana de D'Arienzo, fue obsequiada con el tango de Leiva, Es verdad que quiero a otra, compartiendo ella la música con Roberto Rufino.
En estos tejes y manejes, el propio Leiva se vio beneficiado con el tango Un segundo más, como autor de la letra y de la música, cuando nada sabía de corcheas y negras. De este tango, el autor real era Roberto Rufino.
Un caso particular se dio con Fui, tango que Leiva hizo con música de Juan Polito. El primero en grabarlo fue un Alberto Marino solista, acompañado de Emilio Balcarce y cantado por Morán con la orquesta de Pugliese. Pero bastó que en el Club Atlanta alguien le gritara "¡Flaco, escucháselo a Marino!, para que Morán lo eliminara de su repertorio.
También estuvo a punto de grabarlo la orquesta de Francini-Pontier, con Rufino, pero Raúl Berón, enfrentado a Rubens, lo hizo desaparecer. La cuestión era que éste había expresado que José Berón, hermano de Raúl, era un borracho, todo el mundo lo sabía, para que el gran cantor tomara represalias. Como Fui pertenecía a Select, la editorial de los Rubinstein, Raúl se tomó desquite confiscando la obra.
Alberto Leiva, un letrista bien metido en la historia del tango, aqui tiene su homenaje en Con el tango en las venas.
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