Nació el 7 de diciembre de 1914, en la calle Juan Bautista Alberdi al 4700, con el nombre de Alberto Salvador De Luca.
Fue el quinto hijo de inmigrantes italianos y de muy pequeño demostró un oído excepcional para la música, ya sea tomando lecciones de violín o cantando.
A los quince años y por casualidad, estando en plena tarea vocal con un grupo de amigos, se detiene a su paso el guitarrista Armando Leiva, lo escucha y se lo lleva a su formación donde canta con los seudónimos de Alberto Dual y Carlos Dual. Esta fue su raíz semi profesional y lo que le permitió cantar con Julio De Caro en 1934, Augusto Pedro Berto en 1935 y Mariano Rodas, en 1937.
Un año después decide abandonar el canto para dedicarse con exclusividad a la carrera de medicina, pero antes de concluirla aparece en su vida un dentista-pianista, Ricardo Tanturi y se lo lleva a su Orquesta Típica Los Indios, grabando su primera placa el 8 de enero de 1941, fue el vals Recuerdos, de Alfredo Pelaia. Ya era Alberto Castillo.
En 1942 se recibe de ginecólogo y su consultorio lo pone en su propio domicilio. Allí comienza para Alberto una doble vida. Médico de señoras y cantor de tangos. Alberto De Luca y Alberto Castillo eran una misma persona.
Pronto los corrillos comentaron que el exitoso cantor de Tanturi era ginecólogo. No hubo mejor promoción. Su consultorio era un desfilar de mujeres de todas las edades, que querían ser atendidas por Alberto.
Las "tiradas de lance" lo hartaron. Decidió dedicarse al canto de lleno y se convirtió en un verdadero ídolo, dueño de un estilo y una manera de cantar muy particular, tanto que en 1944 la policía tuvo que cortar el tránsito de la multitud colmada que esperaba en las cercanías del Teatro Alvear, donde se presentaría Castillo. Hasta ese momento, el único antecedente similar había sido el de Paquita Bernardo, en el café Domínguez de Villa Crespo.
En 1943 ya se había desvinculado de Tanturi, que le había pronosticado: "Te vas a morir de hambre". Nada más alejado de la realidad. Incorporó a su repertorio el candombe, se rodeó de bailarines negros que hicieron sensación y el éxito fue vertiginoso.
En 1946 debuta en cine con Adiós pampa mía, su primera película de las diez que filmó, hasta 1958. En ese interin, El cantor de los cien barrios porteños vivió en una burbuja de aplausos.
También tuvo sus enemigos, especialmente con aquello de que saben los pitucos, cuando lo cantaba y ex profeso dirigía su mirada a alguien del público. Allí saltaba el aludido y comenzaba la rosca contra Castillo y sus morenos, que lo sabían defender. Como él decía: "Y... dábamos y recibíamos".
Como autor se destacó en Cucusita, Muchachos escuchen, Castañuelas, Yo soy de la vieja ola y las marchas La perinola y Año nuevo, entre algunas pocas más. Sabía firmar con el seudónimo de Riobal.
Alberto Castillo, de quien Troilo decía que fue el cantor más afinado que escuchó, se inmortalizó el 23 de julio del 2002.
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