Nación en la calle Vieytes 1048, en el barrio de Barracas, el 24 de febrero de 1892 y su verdadero nombre era Lorenzo Arola, sin "ese" final.
Hijo de emigrantes franceses, su hermano mayor, conocido como José Arolas, tocaba la guitarra y fue letrista de algunos tangos, como "Ojos negros".
La precaria situación económica obligó a Lorenzo a abandonar la escuela primaria y explotó su facilidad para el dibujo. Trabajó desde pequeño en una empresa de su barrio y como pintor de letreros comerciales. Por cuenta propia, sabía también pintar cuadros en sus horas libres para luego venderlos.
José comenzó a enseñarle el manejo de la guitarra y con su amigo Ricardo González formaron un dúo, primera aparición artística de Lorenzo.
En 1909 cambia ese nombre para llamarse Eduardo y nace su primer tango, "Una noche de garufa", editado recién en 1911 y que Arolas compusiera en homenaje a un café de Montes de Oca 1861, y que llevaba ese nombre.
Eduardo era un orejero que ya había cambiado la guitarra por el bandoneón. No conforme, en 1911 comenzó a tomar clases de teoría y solfeo con el maestro José Bombín, a la vez que forma parte de distintos conjuntos.
En tres años aprende todo con respecto a la música. Con el guitarrista Leopoldo Thompson y Ernesto Ponzio en violín, forma su primer conjunto.
Arolas fue, sin dudas, un vanguardista genial. Para 1913 incluyó, insólitamente en su formación, un violoncelo y en 1918 hizo reemplazar a la guitarra por el piano. Fue además, el primer ejecutante en cambiar el 2 x 4 por el 2 x 8, influyendo en todos los músicos que le siguieron.
En 1913 se incorpora a la orquesta de Roberto Firpo y toca en el Armendonville de Palermo, y entre ese año y 1916 compone "Derecho viejo", "Rawson" y en colaboración con Firpo "Fuegos artificiales".
Tras alejarse del maestro y en un breve período en que funda su propia orquesta, se radica en Montevideo tocando en el teatro Casino de esa ciudad. Dicen que se tuvo que ir del país por los líos de polleras que siempre supo buscarse.
Arolas era un dandy. Siempre vestido elegantemente a la moda, sabía lucir anillos sobre los guantes y cadenas de oro. Fumaba en boquilla y además del bandoneón, vivía de las mujeres a quienes explotaba para provecho propio. "El tigre del bandoneón", así lo llamaban, además de genio era cafishio.
El gran problema de Arolas era su afición a la bebida. Donde tocaba, junto a él, había una botella de ginebra. Jamás lo pudo superar.
En 1917 compone dos obras para la historia: El marne y La cachila. Tres años después se va a Francia y regresa casi inmediatamente para volver a partir, ya enfermo y definitivamente alcohólico.
En París paseó su pinta y su lujo en automóviles caros hasta el 29 de septiembre de 1924, cuando en el Hospital Bichat moría tuberculoso. Según Cadícamo y otras fuentes, Arolas fue internado tras una tremenda golpiza que le dieron los "macros" parisienses, por una mujer. De una u otra forma, Eduardo Arolas será recordado por su obra, compuesta por tangos inmortales. El fue para el pentagrama, lo que Gardel fue para la voz.
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