Nació el 11 de junio de 1914, en Cabrera 2937, entre Almagro y El Abasto. Como su padre, se llamaba Anibal Carmelo y le decían Pichuco en homenaje a un amigo de su progenitor, y para diferenciarlo de éste.
Al parecer la música le llegó por la sangre. Don Carmelo fue un cantor que también le daba a la guitarra y su hermano, mayor cuatro años, tocaba el fueye. A los ocho años queda huérfano de padre y a los once, según sus palabras, esto ocurría:
"Había dos guitarristas y un griego que tocaba un instrumento que veía por primera vez, el bandoneón. Me quedé maravillado sin entender aquellas notas que salían de esa caja." Para Pichuco vinieron noches sin sueño en que la almohada era un bandoneón imaginario, de donde emanaban notas armoniosas iguales a las ejecutadas por ese griego que vio por primera vez.
Un doble A comprado a cuotas fue su primer fueye. Apenas pagó cuatro de ellas porque sin saber el motivo, el vendedor jamás retornó a cobrarle.
Sus primeras y únicas lecciones las tomó con Juan Amendolaro y apenas si duraron un semestre. Troilo parecía haber nacido tocando y como él pregonaba, todo lo aprendió en los estaños.
En 1925 y con sus increíbles once años, ya integraba un conjunto de barrio para delicia de los oyentes. Después, como todos, animó películas del cine mudo en el Petit Colón, de la hoy Córdoba entre Agüero y Anchorena. En 1927, en el cine Palace Medrano, fue descubierto por Juan Maglio, que tocaba en el Germinal. Lo llevó como segundo bandoneón. Así dio comienzo a su brillantísima carrera y no solo eso, porque en el Germinal conoció a Dudui Ida Cazahi, la famosa Zita, su mujer, que lo acompañaría por el resto de su vida.
En 1930 integró la formación de Osvaldo Pugliese-Emilio Vardaro. Pasó por Los Provincianos y la Orquesta Típica Porteña. En 1932 tocó con Julio de Caro y Ciriaco Ortíz. En 1933 fue bandoneonista de Emilio Vardaro, Angel D'Agostino, Juan D'Arienzo y en 1935, de Alfredo Attadía.
Continuó acumulando experiencia y en 1937 estuvo con el Cuarteto del 900 y con Juan Carlos Cobián, volviendo ese año a la orquesta de Ciriaco Ortíz.
Siendo integrante de esa formación es cuando decide abrirse solo formando su primera orquesta. Los músicos, a excepción del cantor Antonio Rodríguez Lesende, eran los mismos de Ciriaquito, aparentemente disconformes con éste. En realidad la idea de formar una orquesta no fue sólo de Troilo, sino que partió de todos los músicos. Necesitaban un director y por voto unánime fue elegido Pichuco. Como cantor llegó Francisco Fiorentino.
Los primeros ensayos fueron en la casa de Pedro Sapochnik. Ese fue el nacimiento de la considerada por muchos, mejor orquesta de todos los tiempos.
La inteligencia del director era innata. No se dejó influenciar por el ritmo acelerado y exitoso de D'Arienzo, que si bien atraía bailarines, lo suyo era considerado simplista. Pichuco convocó a Argentino Galván, un extraordinario arreglador que cambió los acordes del tango, tomando distancia de la orquesta de moda.
Por aquellos años, hubo otra extraordinaria formación tan buena como la de Troilo. Era Osvaldo Pugliese pero, a diferencia de éste, Pichuco contó en su historia con grandes vocalistas que desplegaron, fuera de la orquesta, trayectorias brillantes. El ya mencionado Fiorentino, considerado el primer cantor de orquesta, Alberto Marino, Floreal Ruiz, Edmundo Rivero, Jorge Casal, Raúl Berón y Roberto Goyeneche, fueron de los más destacados. Se decía que los cantores los hacía Troilo. Y era cierto. Con una voz aflautada pero sumamente afinada, Pichuco enseñaba a cantar, los pulía para beneficio de la orquesta. Y era tanta la generosidad que los echaba para que levantaran vuelo por sí mismos, sabiendo de antemano que los esperaba el éxito.
Demás está decir que fue un hombre de estaño y de la noche. Jugador, buen amigo y doctorado en la calle. Ganó el premio mayor en un concurso de preguntas y respuestas contestando sobre la historia del club de fútbol por el cual simpatizaba, River Plate, y donó ese premio. Ese era Pichuco.
Como compositor dejó piezas de antología. María, Garúa, Barrio de tango, Sur, Desencuentro, Responso, son algunas de ellas.
Aníbal Troilo, el bandoneón mayor de Buenos Aires, como así lo bautizara Julián Centeya, el hombre que resumía lo mejor de Pedro Maffia y Pedro Láurenz, otros dos notables del fueye, se inmortalizó el 18 de mayo de 1974.
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