Nació en Coronel Suárez, provincia de Buenos Aires, un primero de agosto de 1907. Su verdadero nombre era Abraham Moisés y como todos los judíos del siglo, cambió el Abraham por Alberto.
Su padre, José Soifer, próspero comerciante, tuvo siete hijos e inculcó en ellos la música, algunos fueron pianistas, otros violinistas, pero con la terminación de la guerra se vio desbordado con tanta mercadería impaga, sin comprador, que tuvo la necesidad de enviar a su familia a Buenos Aires mientras él y Abraham, que estudiaba en el Conservatorio Santa Cecilia y tocaba en cines, se quedaron tratando de paliar tan difícil situación.
Es en este momento cuando cambia la vida del joven. De odiar el instrumento que le imponían contra su gusto, quería ser jugador de fútbol, pasa a amar el piano del que se serviría de por vida.
Artísticamente su carrera comienza en los años 20', cuando en el Casino Pigall reemplaza a Humberto Canaro en la sección vermuth. Allí conoce a Rafael Tuegols, apodado "el viejo", que toma al chico de trece años como su protegido.
En la orquesta todos tocaban de oreja, Alberto lo hacía por música, lo que lo hacía resaltar ante el resto de la formación. Una enfermedad de Luis Riccardi, pianista de Francisco Canaro, le da la posibilidad de suplirlo con eficacia pasando luego a la de Juan Maglio. Tras su trabajo en esta formación, tocó con varias orquestas de tiempo efímero, pero siempre agradeció por la experiencia recogida en todas ella.
En 1928 ingresa con el introvertido bandeoneonista Carlos Marcucci y su tarea no sólo fue la de pianista, sino que se convirtió en el hombre que defendía los intereses de la orquesta. Tenía 21 años y su capacidad negociadora era definitivamente superior a la del director.
Gardel, ante una inminente gira a Europa, eligió a Marcucci y su gente para que lo acompañen. Mientras Alberto se vio impedido de viajar por ser menor, el bandoneonista se negó por el pánico de salir de Buenos Aires, donde se creía que se acababa el mundo. Al fin lo suplió Francisco Canaro y su orquesta.
Las actuaciones de Marcucci eran mayoritariamente en cines. Con la llegada del sonido la crisis explotó entre los músicos y es cuando Alberto se va a Mendoza buscando nuevos horizontes y emprendiendo tareas alejadas de la música.
Al regreso, Soifer crea un foxtrot llamado Suavemente. Lo cantó el país. Sin embargo no lograba ese éxito satisfacer al autor que lo consideraba de mala calidad y compone la milonga Negrito.
A través del recitador Fernando Ochoa conoce a Luis Bayón Herrera y Manuel Romero y de esta relación comienza a musicalizar las películas de ambos directores, mientras escribe la música para los teatros Maipo y El Nacional.
1933 fue un año de mucho trabajo para Alberto. Como director artístico de Radio Belgrano fue pianista, probador de talentos, conductor de orquesta sinfónica y formó un cuarteto clásico. Jaime Yankilevich estaba feliz con él.
Convertido en asesor de Molinos Río de la Plata, en 1942 junto a Pedro Barbé crea un éxito que se llamó Ronda de Ases, que se emitía por radio El Mundo. Por el programa pasaban las mejores formaciones por lo que Soifer aprovechó para incluirse en el elenco.
Desde 1941 a 1945 dirigió su orquesta pero pronto dejó el piano en manos de José Basso e hizo debutar como cantor a Roberto Quiroga. En 1944 terminó despidiéndolo porque le veía condiciones superiores a la que podía ofrecerle el octeto que él conducía.
Sus grabaciones para la RCA fueron escasas y entre ellas podemos mencionar su tango instrumental Alondras, de 1942 y los tangos Solo triste como ayer y Sin salvación, con la voz de Quiroga.
En 1945 se fue a España a trabajar en cine. Se quedó 23 años y a su regreso alcanzó a componer con Cátulo Castillo los diez temas de Los inquilinos de la noche y con Horacio Ferrer, los tangos de la serie La ciudad de los reos.
En 1977 moría este gran músico y mejor amigo. Fue un primero de septiembre el día que se inmortalizaba.
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