Nació en San Telmo, en la calle Chile 270, el 18 de febrero de 1918. Su nombre verdadero es Mariano Alberto Martínez y de pequeño, por su padre que siempre quiso ser músico y su madre, violinista, comenzó a estudiar piano hasta los 8 años, en que la familia se traslada a Tres Arroyos, donde su progenitor compró una confitería.
Prosigue sus estudios, aunque su profesor en Bahía le manda decir a sus padres que "no pierdan el tiempo enviándolo a estudiar, porque la música no le entraba". De vuelta en Buenos Aires retoma los estudios en Lanús, con la señora Faguaga de Alcami, en el Conservatorio Mendelsohn y con ella estudia tres años, hasta que en 1933 se van a vivir a Europa, más precisamente Madrid, y es becado por el gobierno argentino para estudiar música clásica.
Por entonces en España había una gran euforia por el tango, y esto influyó para que Mariano comenzara su carrera dentro del dos por cuatro. Esto le costó que a los seis meses le retiraran la beca, por un concierto que supo dar de música argentina que no era otra cosa que tangos. El profesor comentó que eso no era constructivo y chau música.
Después de dos años la familia regresa al país y comienza a estudiar con el maestro Rafael González, del Teatro Colón, pero más tarde se dedica a lo popular.
Era joven y su padre muere. Mariano debe salir a trabajar para sostener a la familia. Corría el año 1936 y pasa viajando en tranvía por Corrientes al 900. En el bar Vicente había un cartel solicitando un pianista de variete y se presenta. Terminó trabajando cuatro meses por 3$ y la comida, tocando desde las 6 hasta las 2 de la madrugada.
Ya para 1937 tocaba en el Balneario Municipal y conoce a Luis Rubinstein. El bar se llamaba Nido y el ruso se lo llevó a su academia PAADI como pianista en los famosos perfeccionamientos. Ganaba 250$ mensuales y en 1938 compone su primer tango, No quiero, con letra del propio Rubinstein. En PAADI estuvo un año.
Su gran salto lo da el 17 de agosto de 1939, cuando se incorpora, gracias a Ivo Pelay, a la orquesta de Francisco Canaro. Aunque Mariano pensaba quedarse poco tiempo, su sueño era tener una orquesta propia para ejecutar tangos sinfónicos, se quedó hasta 1948, lo que le posibilitó crear varias obras con el maestro uruguayo.
Sabe contar Mores que uno de sus tangos más famosos, Cuartito azul, es de 1939, cuando vivía en la calle Terrada 2410. Hasta allí sabía llegarse Battistella, el letrista, que se inspiró en el altillo pintado de azul del lavado de ropa, que era el cuarto de Mariano. El tango lo estrenó Corsini y la primera orquesta en grabarlo fue la de Francisco Canaro.
Después llegaron En esta tarde gris, A quien le puede importar, Frente al mar, Uno, Cafetín de Buenos Aires, Adiós pampa mía y tantísimos más.
Mariano Mores, una leyenda viva del tango, aún puede disfrutarse en el país y en el mundo.
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